La juventud de la foca de Groenlandia es pasajera, como este instante que distribuyen una madre y su cría en el golfo de san Lorenzo, en Quebec, Canadá. Un panda gigante acuna a su cría en el centro de Investigación y Conservación de Wolong, en China. El ratón espiguero acostumbra verse en los campos y las huertas de Gran Bretaña a Francia (donde fotografiaron a esta madre y su cría) y por el resto del conjunto de naciones, llegando hasta China y El país nipón. Muchas veces confunden a los geladas con babuinos, pero son los últimos miembros sobrevivientes del género Theropithecus, cuyas especies vivieron por toda África y en sitios tan distantes como la India y España.
La prole no sale de la osera hasta que no pasan unos un par de meses y la osa los sigueamantando durante en todo momento que pasan con ella, si bien con menor intensidad según se marchan haciendo mayores y tienen la posibilidad de alimentarse por sí mismos. Los ualabís de cuello colorado o de Bennett tienen embarazos cortos de solo un mes y los recién nacidos solamente son más grandes que un caramelo. Estas adaptaciones desean decir que, como otros marsupiales, una gran parte del desarrollo del joven ualabí se produce en el marsupio de su madre. Cuando crecen, las crías siguen siendo bastante jóvenes para volar, pero las dejan en los árboles de la colonia. Cuando la madre regresa con comida, ella y su cría se reconocen por su olor y el sonido de sus vocalizaciones.
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En cada camada la osa pare entre 1 y 3 crías, que nacen completamente indefensas. Los oseznos son pequeñísimos, solamente sobrepasan los 400 g, no tienen pelo, no pueden regular su temperatura y no abren los ojos hasta cumplido su primer mes de edad. Además de su instinto natural, las presiones evolutivas han hecho que las osas adopten novedosas tácticas para esquivar los peligros que supone la clase humana. Si desea entender de qué manera cuidan las osas de sus hijos en un mundo globalizado, te animamos a seguir leyendo. Pero antes que nazcan estos «miniadultos», la madre tiene que pasar 15 meses de embarazo, un plazo que permite que se desarrolle una cría de 2 metros de alto con músculos y un sistema inquieto fuertes. Las crías de jirafas nacen muy listas para una vida en movimiento, ya que tienen la capacidad de sostenerse de pie a los 30 minutos de nacer.
Aunque el abandono del gemelo menos apto podría situar a los pandas en la lista de «malas mamás» del reino animal, de todos modos procuran ser las mejores mamás que tienen la posibilidad de. Cuando nacen, las crías son enanas (aproximadamente 1/900 del tamaño de sus madres) y son ciegas, no tienen pelo y dependen de su madre. Las madres regurgitan la comida, que puede ser insectos, semillas y huevos de aves. Es un accionar poco común en mamíferos y que podría alentar la digestión de las crías.
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Los recién nacidos llegan al planeta en pleno invierno, entre noviembre y enero. Para protegerlos de las gélidas temperaturas polares, las osas fabrican una pequeña guarida como aislamiento térmico, que cuenta con un orifico de ventilación en la parte superior. Al paso que las madres de manera exitosa vivieron a una distancia media de 783 metros, las que fracasaron estuvieron a una distancia media de 1.213 metros de los asentamientos humanos. «Las personas tienen miedo de los osos», dijo Marcus Elfström, un ecólogo de la Facultad de Noruega de Ciencias de la Vida que no participó en la investigación, en la revista Science . Pero en este estudio, resulta que « los osos atacables temen más a los otros osos que a las personas ».
Si todo va bien, los hermanos se quedan con la madre en el transcurso de un año y medio y aprenden a cazar. Después, los jóvenes felinos comienzan a evaluar la independencia permaneciendo en grupo a lo largo de otros seis meses. Los leones jóvenes son juguetones, pero no empiezan a apresar hasta que cumplen un año. Esto significa que acostumbran a comer los últimos y la competición por la comida y el infanticidio se traducen en que varios perros chiquitos no llegan a la adultez.
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Un estudio anunciado en la gaceta Royal Society dejó el descubrimiento de un comportamiento inusitado por la parte de las osas con crías. Si bien parezca increíble, las hembras con hijos se acercan a los núcleos poblacionales humanos para evitar agresiones por la parte de los machos. Los escorpiones emperador tienen una media de entre nueve y 32 crías completamente formadas. Estas recién nacidas de color blanco dependen de la madre a lo largo de las primeras semanas de vida. Las crías no precisan comida, ya que sobreviven con los nutrientes sobrantes de la etapa embrionaria hasta el momento en que tienen la posibilidad de apresar por sí solas.
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Las crías continúan con la madre cuando menos hasta la primavera o el verano siguientes, en el momento en que alcanzan el año y medio y pesan unos 40 kilos. Las hembras de oso pardo son unas mamás fieles y atentas, ya que cuidan a su descendencia a lo largo de más de un año antes que sus crías se emancipen. Los estudiosos han analizado datos de los últimos 20 años en especímenes de oso pardo en Suecia. La conclusión es que las hembras han incrementado el intérvalo de tiempo de cría, de 1,5 a 2,5 años de media, en las ubicaciones donde los cazadores suponen una mayor amenaza. Las mamás cuidan de sus crías de 2 a tres años y las resguardan de peligros como los osos polares macho. Asimismo les enseñan las capacidades que necesitan para vivir sobre el hielo, como nadar, apresar y preparar las guaridas para sus familias futuras.
El vínculo de pareja dura unos días, y los machos no ayudan en la cría. El celo tiene sitio en primavera y principios de verano, los partos se producen en el primer mes del año en la osera, y los oseznos permanecen con su madre unos 16 o 18 meses. Las hembras acostumbran a cuidar a sus oseznos en el transcurso de un año y medio, pero los datos demuestran que este periodo de tiempo puede extenderse hasta los 2.5 años, más que nada en las áreas donde la caza supone una amenaza para su supervivencia. Por legislación, las mamás que van acompañadas por sus perros chiquitos están protegidas de la caza, por lo que cuanto más tiempo permanezcan con su descendencia, mucho más aumentarán sus opciones de supervivencia. El tiempo que las hembras de oso pardo cuidan a sus crías ha aumentado en un año, para evitar a los cazadores.
Durante esos meses de abundancia, un oso puede ganar más de 100 kilos y las madres necesitan cada trocito de esas reservas en el momento en que es hora de retirarse a su guarida. Según en qué una parte del Ártico vivan, los osos polares pueden quedarse en sus guaridas nevadas hasta ocho meses sin comer ni tomar. Otras especies animales –como los peces y los jabalíes– aceleran sus ciclos de cría y incrementan el número de descendientes por acontecimiento reproductivo, para batallar el encontronazo de la caza intensiva. Dado que la regulación de la caza desacelere la reproducción de los osos se opone al patrón de otras especies europeas. Las hembras asimismo son promiscuas, se reproducen con varios machos y su ovulación está inducida por la cópula. Para asegurar el éxito reproductor la implantación del óvulo fecundado no se genera hasta meses después, cuando las hembras encaman en su osera.
Cuando un nuevo macho se hace cargo del grupo, normalmente aniquila a las crías de sus contendientes para dejar paso a su prole. Tras nacer, la cría trepa hasta la bolsa de su madre, donde permanece otros nueve meses. Cuando la cría deja la bolsa, la madre lo amamanta durante 4 o cinco meses, según explica Smiseth. Ambos progenitores son muy protectores, algo vital porque los machos beligerantes tienen la posibilidad de matar a la cría con sencillez. Las mamás asimismo tienen un lado mucho más tierno, ya que limpian y miman a sus crías. Si la cría muere, la madre puede llegar a enseñar lo que algunos científicos interpretan como mal.