El cosmos está formado por un sinnúmero de espacio vacío y elementos conformados de materia y, de estos últimos, las estrellas pertenecen a los más abundantes. Estas estrellas suelen tener a su alrededor planetas, que, por su parte, cuentan con satélites naturales que orbitan alrededor de exactamente los mismos. No obstante, ¿sabes cuál es la diferencia entre planeta, estrella y satélite natural? Si deseas entender la contestación y reforzar un tanto más en el tema, sigue leyendo Ecología Verde y te lo contamos. Este argumento es lo bastante sólido como para echar por tierra de forma objetiva la posibilidad de que Saturno tenga millones de lunas. Aun así, tanto Saturno como Júpiter podrían estar rodeados de cientos y cientos de objetos de pocas decenas o cientos de metros de diámetro que sí tienen órbitas estables y podrían continuar considerándose lunas.
De esta manera, en este caso, los viejos helenos denominaron a la Tierra en honor a la diosa Gea, la cual era adorada como la autora del cosmos y la madre, tanto de los dioses principales, los titanes, como de los primeros humanos. De la misma pasa con el resto de planetas, posteriormente los romanos la bautizaron con el nombre de su diosa semejante, Terra, el que ha transcendido hasta el presente con las evidentes adaptaciones. Estos penachos dejan tras de sí un rastro de partículas heladas que alcanzan ponerse en órbita formando uno de los anillos de Saturno. El resto cae de nuevo a la área en forma de nieve, haciendo viable que este satélite tenga la superficie mucho más blanca y reflectante o brillante de todo el sistema del sol. Aparte de por el tamaño, destaca por ser el único cuerpo celeste que tiene en su área masas de líquido persistente. Titán tiene ríos, lagos, mares y también nubes desde las que precipita metano y etano, formando un período afín al del agua en nuestro planeta.
Lunas De Planetas Enanos Y Pequeños Cuerpos Del Sistema Solar
Ciertos planetas tienen la posibilidad de tener varios satélites naturales, que se sostienen unidos por la gravedad recíproca. Es el tercer planeta mucho más grande y tiene la atmósfera mucho más fría del sistema solar. Su interior está compuesto primordialmente de hielo y roca, y hay veintisiete satélites naturales detectados. También se trata del segundo mundo más grande (9 planetas Tierra en fila cabrían durante la línea de su ecuador) y el otro de los gigantes gaseosos de nuestro vecindario cósmico, aunque al igual que pasa con Júpiter, los científicos creen que podría albergar una núcleo sólido en su interior.
De esta forma, Neptuno se clasifica como un gigante de hielo, y la mayoría de su masa corresponde con una especie de “hielo” fluido de agua, amoníaco y metano que se asienta sobre un pequeño núcleo rocoso. De la misma sucede en Urano, la atmósfera de Neptuno se compone primordialmente de hidrógeno molecular, helio atómico y metano, si bien ciertas pequeñas diferencias en esta provoca que los 2 planetas se vean de colores azules distintas. Mucho más información El regreso a Venus y lo que significa para la TierraNo obstante, Venus no es tan similar a la Tierra como cabría esperar. Uno de los mejores ejemplos de esto es su atmósfera, muy densa y rica en dióxido de carbono. De hecho, la atmósfera de Venus es tan densa que desde su área el Sol se vería como un tenue destello de luz.
El Mundo Mercurio
Para constatar que Urano se trataba de un mundo hubo que aguardar hasta el año 1781, cuando fue descubierto por Sir William Herschel, quien quiso bautizarlo en honor al rey Jorge III de Inglaterra. Georgium Sidus, el nombre propuesto por Herschel para este gigante de hielo no prosperó, y la comunidad astronómica acordó en el año 1850 que este adoptase el nombre de Urano, un nombre de origen mitológico en armonía al resto del planetas del sistema del sol. Por el contrario, los planetas serían cuerpos celestes que no emiten luz. Sin embargo, en este caso, además de no producir luz, asimismo tienen que cumplir otro aspecto importante, que es moverse en órbita cerca de una estrella.
El primero en emplear el término satélite para describir los cuerpos en órbita fue el astrónomo alemán Johannes Kepler en su folleto Narratio de Observatis a se quatuor Iouis satellitibus erronibus (“Narración sobre 4 satélites de Júpiter observados”) en 1610. Derivó el término del latín palabra satélites , que significa “guardia”, “asistente” o “compañero”, pues los satélites acompañaron a su mundo primario en su viaje mediante los cielos. La contestación a el interrogante cuántos satélites tiene Venus es que ninguno en absoluto. De este modo es, Venus son los únicos 2 planetas que no tienen solo una luna natural orbitándolos. Descubrir por qué es una pregunta que sostiene ocupados a los astrónomos en el momento en que estudian el Sistema Del sol.
Estos son predominantemente griegos, excepto los satélites naturales de Urano , que llevan el nombre de personajes de Shakespeare. Los diecinueve cuerpos lo suficientemente masivos como para haber alcanzado el equilibrio hidrostático están en negrita en la siguiente tabla. Los planetas y satélites inferiores que se sospecha pero no se demostró que hayan logrado un equilibrio hidrostático se detallan en cursiva en la tabla siguiente. Entre los planetas enanos determinados, Ceres no posee satélites naturales populares.
Satélites De Asteroides
Ganímedes , seguido de Titán , Calisto , Ío y la Luna de la Tierra son los satélites naturales mucho más enormes del Sistema Solar (ver Lista de satélites naturales § Lista ) . Es gaseoso, compuesto eminentemente de hidrógeno y helio, y tiene sesenta y nueve satélites naturales. Es el mundo más pequeño del sistema solar, con un cuerpo rocoso afín a la Tierra, y su núcleo ocupa prácticamente la mitad de la Tierra (generando un fuerte campo magnético). Urano es el séptimo mundo en distancia al sol, el tercero mucho más grande, el cuarto mucho más masivo y el segundo menos denso del sistema solar. Se habla del primero de los gigantes helados de nuestro sistema planetario y está compuesto por una suerte de “hielo” fluido de agua, amoníaco y metano.
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La única salvedad conocida es el satélite natural de Saturno , Hyperion , que gira caóticamente gracias a la predominación gravitacional de Titán . Nuestro hogar, la Tierra, es el quinto planeta mucho más grande y el tercero en cercanía al Sol del sistema del sol. No obstante, mientras que se prosiguen descubriendo objetos nuevos dando vueltas alrededor de estos colosales gaseosos y su recuento de satélites naturales incrementa, conviene proponerse si se debería detallar un diámetro mínimo a fin de que un objeto pueda ser considerado como «luna».
Pero existe un segundo caso en el que Venus habría perdido su satélite que implica el impacto de otros cuerpos celestes, en vez de la gravedad del Sol. Una vez desestabilizada su órbita, ese satélite hipotético habría acabado estrellándose con la superficie de Venus o escapado de su dominio gravitatorio. En relación a este último ámbito, existe un interesante artículo de 1976 en el que se expone que Mercurio podría ser un satélite perdido de Venus que acabó adoptando una órbita permanente alrededor del Sol. Eso sí, si bien sus autores afirman que esta iniciativa encaja con las órbitas actuales de Mercurio y Venus, está fundamentada en modelos trasnochados de formación planetaria, como la fisión.