Se llama respiración cutánea a un tipo de respiración que se efectúa mediante la piel en determinados grupos de animales. En estos animales, la piel es bastante especial, pues para permitir que el oxígeno y el dióxido de carbono se difundan mediante ella, esta debe sostenerse siempre y en todo momento ligerísimamente húmeda. Otra característica es que su piel se encuentra muy vascularizada en sus capas internas para facilitar este desarrollo.
En el momento en que los anfibios están en el medio acuático respiran mediante la piel. Algunas especies siguen teniendo respiración branquial de mayores, como los ajolotes. Este género de respiración se hace mediante membranas permeables que están en la boca y en la faringe y deja pasar una pequeña proporción de oxígeno. En este caso, el animal coge el aire y lo sostiene en la boca, produciéndose el trueque gaseoso por medio de estas membranas bucofaríngeas. El proceso de metamorfosis de las ranas provoca que estos anfibios anuros pasen por fases en las que el sistema de respiración cambia.
¿Por Qué Varios Tipos De Respiración Combinada?
Como el cuerpo de las esponjas está constituido únicamente por dos capas delgadas de células que están en contacto con el agua, la difusión basta para que se realice el proceso respiratorio. Este tipo de respiración es muy eficaz puesto que el animal, al coger el aire, llena los pulmones y los sacos aéreos. Los hirudíneos o sanguijuelas pueden ser marinos, terrestres y arborícolas, pero la enorme mayoría son de agua dulce. Para respirar, estos invertebrados hacen trueque gaseoso a través de toda la área de su piel y ciertos pueden tener branquias.
Los peces sujetan y alargan las branquias mediante arcos branquiales. En tiburones y rayas aparecen cinco arcos y 4 arcos en los peces óseos. El agua circula desde la boca a las hendiduras branquiales, presionada por la lengua y creando una corriente que estimula el intercambio gaseoso entre la branquia y el agua.
¿De Qué Manera Respiran Los Anfibios En Las Diferentes Etapas De Su Historia?
Una de estas características que identifican a unos seres vivos u otros, es la respiración. O sea, el trueque de gases como el oxígeno por el dióxido de carbono, acción la que deja la función biológica, se desarrolla de manera diferente según el género de ser vivo que sea. Las branquias son construcciones de forma exclusiva acuáticas que utilizan algunas especies en su primera etapa de vida y otras también en el momento en que son adultas. El primer caso es el de los anuros y, el segundo, el de las salamandras que viven en el agua. Las tortugas acuáticas expresan zonas de trueque de gases con el agua en la zona rectal, en el tubo digestivo. Además, poseen modificaciones en su sistema circulatorio, que les permiten aguantar bastante tiempo bajo el agua sin precisar atrapar oxígeno de la área.
Además, tienen la capacidad de regenerar partes de su cuerpo en el momento en que se lesionan. Cuentan fuentes que el sistema de respiración de las ranas y los sapos marcha de forma cutánea y pulmonar. La necesidad de obtener oxígeno por la piel depende de cada especie, pero en algunas llega hasta el 80 %. Cuanto mucho más sencillos sean los pulmones, mucho más se confía en la área corporal.
La Respiración Cutánea
Nos encontramos rodeados de seres vivos, cada uno de los que tienen unas especificaciones propias que los transforman en especiales. Unos órganos con forma de pluma o de lámina por los que circula el agua. Los nutrientes que han resultado de la transformación de los alimentos son atraídos por las células del organismo. El número de espiráculos puede variar, desde un único par servible, hasta 10 u 11 pares, y se tienen la posibilidad de encontrar en el tórax, en el abdomen o en los dos. En la mayoría de los insectos se pueden cerrar mediante los músculos espiraculares. Otras familias muestran un pigmento rojizo que tiene por función transportar la mitad del oxígeno absorbido.
Animales Que Respiran Por La Piel
Tienen la posibilidad de respirar a través de pulmones, branquias o la piel, en función de su estadio escencial. Los anfibios tienen unos pulmones muy pequeños que no tienen la aptitud suficiente para coger todo el oxígeno que necesitan para vivir. De ahí que, para compensarlo, usan un segundo mecanismo de respiración, por medio de la piel, que reemplaza esta carencia. Los espiráculos tienen un sistema de apertura y cierre controlado por el sistema inquieto y, además de permitir la entrada y salida de gases, administran la pérdida de agua.
Una secuencia de cilindros ramificados transporta el aire a los sacos alveolares, conformados por pequeñas cámaras, llamadas alveolos, que son los sitios donde se produce el trueque gaseoso con la sangre. Las tráqueas penetran en el cuerpo desde cada espiráculo, ramificándose y haciéndose mucho más finas conforme incrementa la distancia desde los espiráculos. Esto da rincón a unos túbulos muy delgados de pared fina llamados traqueolas, que llegan a todos y cada uno de los tejidos y células del animal. Así, por poner un ejemplo, los poríferos, como las esponjas, dependen de la difusión para conseguir el oxígeno que necesitan. El movimiento persistente de sus coanocitos asiste para que el agua, rica en oxígeno, se mueva permanentemente cerca del cuerpo del animal. Las branquias son construcciones laminadas que poseen vasos sanguíneos.
A veces marcha como acompañamiento a los pulmones, no obstante, en algunas especies es su mecanismo de respiración principal. Ciertas ranas usan la respiración pulmonar cuando viven en entornos secos para eludir que su piel se deshidrate. En cambio, muchas salamandras respiran por medio de la piel gracias a que carecen de pulmones y de branquias. En algunos organismos, el oxígeno pasa a la tráquea por difusión, y en otros, por un bombeo activo del aire. Estos sacos se encuentran eminentemente en insectos activos, en los que tienen la posibilidad de ocupar gran parte de su volumen corporal. En animales triblásticos aumenta el número de capas celulares y incrementan los problemas para realizar el trueque de gases con todas las células del cuerpo.