Normalmente estos pares de partículas y antipartículas se aniquilarían entre sí solamente ser creados pero, en el momento en que aparecen en el horizonte de sucesos de un agujero negro, una de ellas se ve absorbida de nuevo hacia el interior del orificio, mientras la otra puede huír hacia el espacio. Si bien ningún objeto puede salir de un agujero negro una vez atraviesa su horizonte de sucesos, una pequeña parte de su masa escapa de manera continua al espacio en forma de la llamada radiación de Hawking. La galaxia M85 no presenta un agujero negro en su centro y se estima que lo podría haber perdido a lo largo de la interacción gravitatoria con alguna otra galaxia hace entre 4.000 y 7.000 millones de años, que lo habría catapultado hacia el espacio intergaláctico. Es decir que, sabiendo que el orificio negro más próximo que se ha detectado está a una distancia de 3.000 años luz , morir en manos de un orificio negro no es algo que te deba preocupar. Teniendo en cuenta que aún hay varias cosas sobre la naturaleza de los agujeros negros que no conocemos, semeja extraño que una excelencia en la astrofísica como Subrahmanyan Chandrasekhar, pionero en el estudio de estos extraños objetos, afirmara que los agujeros negros son los objetos mucho más sencillos del cosmos. De finalizar cayendo en el interior de esta clase de aspiradora galáctica, la potentísima fuerza gravitatoria haría trizas el planeta.
En el momento en que esto suceda, la temperatura del Sol aumentará, y las capas ajenas de la atmósfera del Sol se expandirán tanto en el espacio que engullirá la Tierra. Esto haría que nuestro mundo no sea apto para la vida como la conocemos, si bien otros factores en la evolución planetaria podrían hacerla inhabitable antes de ese punto. Esta es la etapa enorme roja, y durará aproximadamente mil millones de años, antes que el Sol se colapse para conformar una enana blanca. Como la mayor parte de las estrellas, a lo largo de la etapa principal de su vida, el Sol crea energía fusionando átomos de hidrógeno en su núcleo.
Cuando capturan el material que se encuentra a su alrededor, estos agujeros negros se vuelven activos y tienen la capacidad de eyectar proporciones espectaculares de energía de su interior. Pero pese a la espectacularidad del fenómeno, advertir el momento en que un orificio negro inicia este proceso de captura, por lo poco frecuente la coyuntura, no tiende a ser algo frecuente. Ahora bien, como la energía emitida es a costa de la contenida en su interior, entonces un orificio negro pierde energía de manera continua. Al igual que en nuestras cuentas corrientes, la cantidad que nos importa controlar no es la energía que sale, sino el fluído neto, ganancias menos pérdidas.
En unos millones de años, el Sol comenzará a quedarse sin hidrógeno en su núcleo para fusionarse, y empezará a colapsar. Esto dejará que el Sol empieze a fusionar elementos mucho más pesados en el núcleo, junto con la fusión de hidrógeno en un caparazón envuelto cerca del núcleo. Considerando un orificio negro de un millón de veces el peso del Sol, Springob estima que comenzaríamos a sentir su predominación en los aledaños del Sistema Solar cuando el fenómeno se situase a una distancia de unos 1000 años luz (cerca de 9,46 billones de kilómetros). Conforme se acercase, empezarían a producirse modificaciones en las órbitas de los planetas. Alén de confirmar la violencia cosmológica en los detectores de Ligo y Virgo, lo que refleja este trabajo es que hay sistemas binarios formados por un orificio negro y una estrella de neutrones. Algo que no teníamos bastante claro y que, ni siquiera sabíamos que pudiéramos observarlos merced a las ondas gravitacionales.
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Es la gravedad llevada al extremo, vale, pero aun de esta manera se tienen la posibilidad de detallar el comportamiento y las características de un orificio negro empleando solo la teoría de la relatividad de Einstein. Con independencia del tamaño, la densidad o la naturaleza de los elementos, la masa es la encargada de la ligadura orbital de los cuerpos entre sí. Un hipotético orificio negro desarrollado desde el Sol, con exactamente la misma masa de este, tendría unos 5 kilómetros de diámetro (el diámetro del Sol es de 1,4 millones de km.), pero su atracción gravitatoria sería la misma. A fin de que nos hagamos un concepto de su tamaño tenemos la posibilidad de emplear el radio de Schwarzschild, que nos comunica el radio aparente del horizonte de hechos asumiendo que el agujero negro es esférico y estático. En Science Alert hicieron los cálculos y el resultado es de 670 unidades astronómicas, o lo que es exactamente lo mismo, algo más de cinco ocasiones el tamaño de nuestro Sistema Solar, que es de cien unidades astronómicas. Esta decepcionante normalidad se debe a que lo que convierte a los orificios negros en unos fenómenos tan extremos no es su masa en sí, sino más bien el hecho de que esa masa esté comprimida en un volumen increíblemente reducido.
Considerar tamaños tan pequeños implica que se tienen que tener en cuenta posibles efectos mecanocuánticos. Los orificios negros de los centros de las galaxias son los objetos mucho más misteriosos del Cosmos. No solo por la gigantesca cantidad de materia que contienen, millones de veces la masa de nuestro Sol, sino asimismo por la enorme concentración de esta en un espacio no mucho más grande que el ocupado por nuestro Sistema Del sol.
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Según los especialistas, si nos encontráramos cerca de uno sentiríamos una fuerte atracción y fuerza que nos empujaría a caer en él, o sea, nos terminaría abduciendo. No obstante, cuando charlamos de cerca, nos referimos a las dimensiones propias de la galaxia que en ningún caso tienen la misma escala que en la Tierra. Los agujeros negros intermedios y supermasivos están lejísimos, en los centros de las galaxias.
Los cazadores de ondas gravitacionales prosiguen agazapados en sus laboratorios escuchando obsesivamente el run-run de fondo que dejó la creación del Universo. Una tras otra, los equipos norteamericanos y europeos consiguieron ir profundizando en esa trama cosmológica fundamental. De hecho, en términos de riesgo, la explosión de una estrella próxima con apariencia de supernova, que es lo que da rincón a un orificio negro, sería una amenaza mucho mayor para la vida en la Tierra que el propio orificio negro en sí.
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Para contestar a la primera pregunta es requisito argumentar los diversos tipos de agujeros negros que hay. Los estelares son los mucho más pequeños, seguidos de los de masa intermedia y finalmente, los supermasivos. Cuando hablamos de los agujeros negros mucho más pequeños, nos referimos a esos surgidos como fruto de la desaparición de una estrella masiva. De momento los investigadores no saben de qué forma es posible que los orificios negros se hiciesen tan masivos en una época tan temprana. “¿Es esta galaxia uno de los gigantes del Cosmos temprano, o el orificio negro se tragó una cantidad extraordinaria de sus alrededores?”, se pregunta Onken, que afirma estar buscando mucho más agujeros negros que les logren “prestar mucho más pistas”.
La astronomía gravitacional va cogiendo peso y esto empieza a mudar la manera en que mirábamos al universo. La primera generación de estrellas que se formó tras el Big Bang consistía en enormes bolas de gas compuestas prácticamente por hidrógeno y helio, los dos únicos elementos que existían hasta ese instante. Estas estrellas inmensas pasaron sus cortas vidas fusionando estos dos elementos principales para dar rincón al resto de los elementos de la tabla periódica, que luego extendieron por el espacio al reventar en forma de supernovas. Pero, bueno, para que un orificio te espaguetice (sí, ese es el término técnico) deberás acercarte hasta su horizonte de hechos, que es la distancia de la singularidad desde la cual la intensidad gravitatoria es tan fuerte que no la luz puede escapar.
El Sol nunca se transformará en un agujero negro por el hecho de que no es lo suficientemente masivo para explotar, así lo explica la Nasa. Todo el mundo se hace una idea de más o menos qué es un agujero negro, pero los datos no son tan simples de entender. Por aquí hemos hablado alguna vez de que hay un montón de cosas que la gente ignora de estas gigantescas bestias tragalotodo –que en ocasiones no «tragan» tanto– e incluso de que hay varias opiniones populares que no son algunas.
Su masa está compactada en un punto infinitesimal, la llamada singularidad, que no está rodeado de ninguna área que te impida aproximarte tanto como te dé la gana al foco de la gravedad. Como conclusión, si nuestro Sol se convierte en un agujero negro, la Tierra proseguiría virando alrededor del Sol sin ser arrastrada, aunque la falta de luz solar sería catastrófica para la vida en este planeta. En unos millones de años, terminará como una enana blanca, un remanente pequeño y denso de una estrella que brilla por el calor sobrante. El desarrollo comenzará en unos millones de años a partir de ahora cuando el Sol empieze a quedarse sin combustible. Tomando en cuenta este supuesto, en nuestro mundo variaría la proporción de radiación electromagnética, es decir la luz diurna, la luna ya no brillaría y no habría auroras boreales, puesto que están formadas por partículas emitidas por el Sol. Pero el conocimiento que manejan los estudiosos no siempre llega a ojos y oídos menos expertos.