El aparato combinó modelos informáticos de la evolución de asteroides con observaciones de asteroides populares para investigar la frecuencia de los llamados eventos de Chicxulub. Hace más de 66 millones de años, un cuerpo que se estima tenía 9 kilómetros de diámetro golpeó en lo que ahora es la península de Yucatán en México y formó el cráter Chicxulub, que tiene más de 130 kilómetros de diámetro. Esta explosión masiva desencadenó un evento de extinción masiva que puso fin al reinado de los dinosaurios.
Hace 66 millones de años, la colisión de un asteroide provocó la extinción de la mayor parte de las especies animales de la Tierra. El intérvalo de tiempo del año en que se produjo el impacto podría haber influido en estas desapariciones, según un equipo de investigación sueco. Los especialistas han analizado los fósiles de peces que fallecieron de manera inmediata el día del desastre.
El Asteroide Que Acabó Con Los Dinosaurios Vino De Un Lugar Inesperado
Una investigación muestra la primera simulación global del tsunami de encontronazo de Chicxulub, que generó una ola monstruosa que arrasó el fondo del océano. La pérdida de luz del sol asimismo habría causado una pronunciada disminución de las temperaturas promedio, con una caída de 28ºC sobre la área de la Tierra y 11ºC sobre los océanos. Pero mientras la extensión de la tierra se enfriaba, la atmósfera en la estratosfera se volvía mucho más ardiente a medida que el hollín absorbía la luz del Sol. Esas temperaturas mucho más cálidas causaron la destrucción del ozono y permitieron guardar grandes proporciones de vapor en la atmósfera superior, lo que condujo a una mayor destrucción del ozono.
En contraste, el Atlántico Sur, el Pacífico Norte, el Océano Índico y la zona que hoy es el Mediterráneo estuvieron en gran parte protegidos de los efectos mucho más fuertes del sunami, según la simulación del equipo. En esos sitios, las velocidades recientes modeladas probablemente eran inferiores al umbral de 20 cm/seg. “La distribución de la erosión y los hiatos que observamos en los sedimentos marinos del Cretácico superior son consistentes con los desenlaces de nuestro modelo, lo que nos ofrece mucho más confianza en las conjeturas del modelo”, explica Range. Mientras los cielos se alumbraban gradualmente, la fotosíntesis habría sido imposible durante más de un año y medio , según las simulaciones.
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“En consecuencia, no es de extrañar que la época del año en que se genere un riesgo a escala mundial logre desempeñar un papel importante en la gravedad de su impacto en la vida”. Apúntate a los newsletter que mucho más te interesen y recibe gratis los más destacados documentales, fotografías, y novedades cada semana en tu correo electrónico.
Para resolver este misterio, un aparato de científicos dirigido por laUniversidad de Upsala, en Suecia, viajó al yacimiento de Tanis, en Dakota del Norte , donde se preservan los fósiles de esturionesypeces espátulaque fallecieron a consecuencia del tsunami provocado por la colisión. Estos ejemplares perecieron entre 15 y 30 minutos después del encontronazo, según los cálculos de la hora de llegada de la onda sísmica. No obstante, no todos y cada uno de los seres vivos se extinguieron después del encontronazo, un hecho que ha desconcertado a lo largo de décadas a la red social científica. Una hipótesis es que la estación pudo haber influido en la extinción final de los animales, sobre todo en elhemisferio norte, o sea, que elmomento del añoen el que se causó la catástrofe pudo ser determinante.
Precisando El Momento Exacto Del Evento De Encontronazo
Bien difícil imaginarse un momento más catastrófico, mucho más apocalíptico, en toda la rotunda inmensidad de la palabra, que el protagonizado hace unos 66 millones de años por el meteorito que terminó con los dinosaurios. Al estudiar la corteza carbonizada y fosilizada de los árboles arrastrados por el mega-tsunami tras el encontronazo, el equipo de investigación descubrió que los incendios ahora habían quemado los árboles antes que fueran arrastrados y sepultados en los escombros del sunami. Llegaron a la conclusión de que esto se debió a la bola de fuego del encontronazo o al calor de las gotas de roca fundida que cayeron por medio de la atmósfera inmediatamente después del impacto. La extinción de los dinosaurios a fines del Cretácico fue consecuencia del brutal impacto de un asteroide que provocó inicialmente un tsunami global que devastó el fondo marino, singularmente en el Atlántico.
«Si realmente vas a poner un reloj en extinción hace 66 millones de años, de forma fácil podrías argumentar que todo sucedió en un par de décadas, que es básicamente el tiempo que tarda todo en fallecer de apetito», ha proclamado. Los depósitos de lutita contenían una alta concentración de iridio, así como esporas de hongos y helechos, que son indicadores del encontronazo de un meteorito y un mega-sunami final que revolvió los sedimentos. También contenían extractos fosilizados de troncos de árboles, partes de los cuales se habían carbonizado a temperaturas superiores a °C. Las secuelas ecológicas de este tsunami global fueron dramáticas, generando una gran mortandad en las ubicaciones más perjudicadas – el Atlántico Norte y el Pacífico Sur –; lo que, por su parte, abría nichos ecológicos para otras especies y por lo tanto una substitución de los ecosistemas.
Asimismo habría afectado mucho las ubicaciones litorales, por lo que los estudiosos en este momento planean un estudio relacionado con la inundación global de las costas a consecuencia del sunami. Un aparato científico ha reunido la mayor base de datos acerca de las misteriosas ‘bolsas de aire’ que se forman en la región anterior del hueso de adelante, justo por encima de las órbitas de los primates. Tras la colisión, se causó “un enfriamiento repentino de duración ignota que, evidentemente, tuvo su influencia en el patrón de extinción”, concluye la científica.
La nueva investigación cierra el caso, aseguran los estudiosos, ya que han logrado hallar polvo de asteroide que transporta la huella química correcta en ese cráter y, además, en la ubicación geológica precisa que tenía en el instante de la extinción. Saber el instante exacto de este impacto es vital para obtener una mejor comprensión del curso de la extinción masiva que siguió a esta trágica colisión, en tanto que no es exactamente lo mismo si pasa en época de reproducción o hibernación, por ejemplo. El tiempo puede perjudicar a qué especies terminan extinguiéndose y de qué manera de bien tienen la posibilidad de recuperarse el resto. Asimismo nos puede servir para predecir cómo podría responder la vida con la que contamos actualmente si una catástrofe afín sucediera en la Tierra en el futuro.