El estudio, que aún no se ha anunciado en una revista revisada por pares, fue presentado en la asamblea anual de la Unión Geofísica Americana conmemorada el pasado diciembre en Washington. Lo que el conjunto de Range ha hecho es modelar, por vez primera, de qué forma se extendieron las olas desde el impacto de la roca en aguas poco profundas del Golfo de México hasta que por fin desaparecieron. Difícil imaginarse un instante más catastrófico, mucho más apocalíptico, en toda la rotunda inmensidad de la palabra, que el protagonizado hace unos 66 millones de años por el meteorito que acabó con los dinosaurios. Como ahora sabemos por la increíblemente bien fundamentada película “No mires arriba”, si deseamos mudar la órbita de un asteroide hay que llevarlo a cabo mientras que está lejos de la Tierra, en el momento en que una mínima variación en el ángulo puede transformarse en millones de kilómetros de diferencia.
A su juicio, los datos nos excluyen que el objeto que impactó contra la Tierra proviniera del cinturón de asteroides. “Hablamos de una muestra sesgada por el poder erosivo de la atmósfera, muy eficaz precisamente en elementos de pequeño tamaño con esa composición”, afirma. “Basar la posibilidad de colisión de asteroides carbonáceos sobre la estadística de meteoritos no semeja concluyente”. Para sondear el encontronazo de Chicxulub, los geólogos han examinado antes muestras de rocas de 66 millones de años encontradas en la tierra y en los núcleos de perforación. Los desenlaces señalan que el impactador era similar a la clase de meteoritos condrita carbonosa, varios de los materiales más prístinos del sistema solar.
Entre la órbita de Marte y la de Júpiter tocaba que hubiera un mundo, pero Júpiter es bastante grande, su gravedad evitó que se pudiese formar uno. En su sitio hay un anillo con millones de asteroides, de los cuales un millón y medio más o menos tienen un tamaño superior a un kilómetro de diámetro, con muchos más de menor tamaño. “Nuestro documento da una base para argumentar la ocurrencia de este acontecimiento”, dijo Loeb. “Estamos insinuando que, en verdad, si rompes un objeto en el momento en que se acerca al sol, podría ofrecer sitio a la tasa de eventos correcta y también al género de impacto que mató a los dinosaurios”. El cráter mide más de 180 km de diámetro, formando entre las zonas de impacto más grandes de todo el mundo; se calcula que el meteorito que formó el cráter medía más de 11 km de diámetro.
¿de Qué Tamaño Debe Ser El Asteroide Que Nos Lleve A La Extinción?
A lo largo de las últimas décadas, se ha aprendido bastante sobre el evento de Chicxulub, pero cada avance dió lugar a novedosas preguntas. Para resolver este inconveniente, el aparato empleó modelos informáticos que rastrean de qué forma los objetos escapan del cinturón de asteroides principal, una zona de cuerpos pequeños situada entre las órbitas de Marte y Júpiter. A lo largo de eones, las fuerzas térmicas dejan que estos objetos se desvíen hacia dinámicas “escotillas de escape” donde las \’patadas\’ gravitacionales de los planetas pueden empujarlos a órbitas cercanas a la Tierra. Adriano Campo Bagatin, catedrático de física aplicada y especialista en Ciencias Planetarias de la Universidad de Alicante, es más crítico con el trabajo de Loeb. Si bien le parece una alternativa atrayente para el origen del acontecimiento de Chicxulub, no comparte completamente algunos de los razonamientos estadísticos que fundamentan el estudio.
Para Josep Maria Trigo-Rodriguez, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio y del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya , esta hipótesis de Loeb fortalece sus estudios sobre el importante papel de los cometas en los impactos. “De hecho”, enseña a Vozpópuli, “los asteroides transicionales como los recientemente visitados Bennu o Ryugu son exactamente ejemplos de ese género de cuerpos de órbitas excéntricas con gran potencial destructivo . El asteroide mucho más popular de la historia es Chicxulub, que cayó a la Tierra hace 66 millones de años. Este asteroide tenía el tamaño de una montaña, unos diez kilómetros de diámetro, y dejó un cráter frente a la costa de la Península de Yucatán, en México, de 146 kilómetros de ancho y 19 km de profundidad cuyos contornos son visibles hoy. El impacto dio lugar a tsunamis masivos y arrojó tanta agua y polvo a la atmósfera que bloqueó la luz solar, bajó las temperaturas en el mundo entero y causó la extinción de los dinosaurios. Este cometa estaría emprendiendo un viaje de regreso a la Tierra que comenzó en el momento en que nuestro planeta se encontraba en medio de una formación, hace una cantidad enorme de millones de años.
El Meteorito Que Creó El Cráter De Chicxulub Medía Precisamente 11 Km
Esto es esencial pues una teoría popular sobre el origen de Chicxulub afirma que el impactador es un fragmento de un asteroide mucho más grande que vino del cinturón principal, que es una población de asteroides entre la órbita de Júpiter y Marte. Eso incrementa la tasa de cometas como Chicxulub por el hecho de que estos fragmentos cruzan la órbita de la Tierra y golpean el mundo una vez cada 250 a 730 millones de años precisamente, destaca la Universidad de Harvard en una nota de difusión de la investigación firmada por 2 de sus especialistas. Un segundo modelo exhibe de qué forma se propagó el tsunami mediante los océanos de todo el mundo según la altura de las olas y las velocidades de flujo. En el Golfo de México, el sunami alcanzó una agilidad de hasta 40 metros por segundo .
Según los modelos informáticos publicados en 2019, el encontronazo asimismo generó un tsunami con olas de hasta 1,5 kilómetros de altura. Ese mismo año, los investigadores descubrieron un yacimiento en Dakota del Norte, a 3.000 km al norte de Chicxulub, con sedimentos y fósiles de animales marinos que podrían interpretarse como restos arrastrados tierra adentro por el megatsunami. Solo cerca de una décima una parte de todos y cada uno de los asteroides del cinturón principal tienen una composición de condrita carbonosa, mientras que se piensa que la mayor parte de los cometas de periodos largos la tienen. Evidencia encontrada en el cráter Chicxulub y otros cráteres afines que sugiere que tenían condrita carbonosa.
Carambola De Planetas
Demasiado enormes para ser formadas por las corrientes marinas, la orientación de las ondulaciones se ajusta a la dirección de las olas procedentes del sitio de impacto de Chicxulub. “Deberíamos ver fragmentos más pequeños que llegan a la Tierra con una mayor frecuencia desde la nube de Oort”, afirma Avi Loeb. “Espero que podamos evaluar la teoría teniendo mucho más datos sobre cometas de periodos prolongados, obtener mejores estadísticas y quizás ver evidencia de algunos extractos”.
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“Esencialmente, Júpiter actúa como una máquina de pinball”, asegura Amir Siraj, estudiante que firma el trabajo junto a Loeb. “Júpiter empuja a varios de estos cometas de largo periodo de tiempo hacia órbitas que los acercan bastante al sol”. Estos cometas, que orbitan el sol cada 200 años, se parten por la fuerza gravitatoria de la estrella y es en esta trayectoria de salida donde tienen más opciones de chocar contra la Tierra, según sus resultados. Esto les transporta a acabar que las probabilidades de que se produzca uno de estos impactos serían diez veces mayores de lo pensado hasta ahora y que un 20% de los elementos de órbita extendida se convierten en amenazas.
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Los científicos aseguran que les brindará una oportunidad increíble para estudiar el objeto, que esperan revelará descubrimientos revolucionarios sobre de qué forma era el sistema solar antes de que se crearan los planetas. Con independencia del tamaño y la actividad de Bernardinelli-Bernstein, lo más emocionante para la ciencia es que el cometa regresa en un instante muy dulce para la astronomía. Afortunadamente para nosotros, en el momento en que esté más cerca nuestro, estará fuera de nuestro alcance, navegando entre las órbitas de Urano y Saturno. El equipo combinó modelos informáticos de la evolución de asteroides con visualizaciones de asteroides populares para investigar la continuidad de los llamados eventos de Chicxulub. Hace más de 66 millones de años, un cuerpo que se cree tenía 9 km de diámetro golpeó en lo que en este momento es la península de Yucatán en México y formó el cráter Chicxulub, que tiene mucho más de 130 km de diámetro. Esta explosión masiva desencadenó un evento de extinción masiva que puso fin al reinado de los dinosaurios.